Onetti en su tímida intimidad

30/Nov/2010

El Observador

Onetti en su tímida intimidad

LiteraturaEl libro Juan Carlos Onetti. Ensayo iconográfico reúne 327 imágenes inéditas del autor de El pozo tomadas por Dolly Onetti
Por Daniel Viglione
Cuando Juan Carlos Onetti ganó el premio Casa de las Américas, cuyo dinero no podía ser retirado de Cuba, le pidió a Mario Benedetti que le trajera el equivalente de los US$1.000 en ron. “Si tomás todo eso caerás directamente en la tumba”, cuenta Dorotea Muhr que dijo el autor de La tregua, a lo que Onetti contestó: “Ah… pero que muerte más hermosa”.
De esta y otras anécdotas y testimonios de amigos, familiares y escritores está armado el libro Juan Carlos Onetti. Ensayo iconográfico, un trabajo que recopila 327 fotografías tomadas por Muhr -su viuda, conocida por todos como Dolly, la mujer que estuvo a su lado más de 40 años-, en las que puede verse al hombre que estaba detrás del escritor, ese cuya fama de huraño, cascarrabias y antisocial nunca dejó salir a la luz su costado más íntimo y cercano, fascinado por el mundo de los niños y sus juegos inocentes.
El libro, dividido en seis capítulos, Montevideo-Buenos Aires, Madrid, Mundo artístico-literario, Los premios, Libros y revistas y Objetos afectivos, fue publicado por Del centro editores, que dedicó al autor de El pozo, La vida breve, Los adioses y El astillero, entre otras novelas, una edición limitada de 100 ejemplares numerados, cada uno con una fotografía original de Onetti tomada por Dolly firmada por ella.
“Cuando Juan murió -escribe Dolly-, el escritor Onetti fue usurpando el lugar del Juan íntimo. Pero mis recuerdos revivieron historias que muestran un Juan desconocido para la mayoría de sus lectores”.
Ese hombre, al que no le gustaba aparecer en público, ahora se lo ve de manera íntima, lo que da una visión muy distinta de cómo era cuando estaba en familia o con sus amigos, señala Dolly, remarcando que el libro lo que hace es romper con la imagen que se tenía de Onetti como una persona del mal carácter, antisocial y que nunca salió de la cama.
Además de las fotografías, Juan Carlos Onetti. Ensayo iconográfico contiene reproducciones de manuscritos, primeras ediciones, artículos, dedicatorias y objetos personales, así como recuerdos de otros escritores, como es el caso de una anécdota muy comentada acerca de la reacción de Onetti al leer El perseguidor de Julio Cortázar.
La asociación entre la niña del cuento y su propia hija lo llevó a romper un espejo de un golpe de puño y Cortázar sintió una de las mejores recompensas de su vida. “Para mí es como si me lo hubiera dicho Musil o Malcolm Lowry, esa clase de planetas”, señaló el autor de Rayuela.
Ese planeta se llamaba Juan Carlos Onetti y sigue gravitando en el universo de los escritores más grandes de la lengua española.